Cuatro años hacían desde que la música de City and Colour no volvía a resonar en nuestros oídos. Ahora el proyecto liderado por Dallas Green vuelve a aparecer con su sexta placa, cuyo sonido nos hace remontarnos a sus inicios, con canciones emocionalmente introspectivas, veladas íntimas, reflexivas y explorando sonidos que logra redondear la idea de cada uno de los temas que componen su sexta placa discográfica.
Desde su arremetida en 2005 con su primer larga duración -Sometimes-, Dallas Green nos dejaba claro su capacidad como compositor y artista en solitario, dándonos un disco plagado de honestidad, sencillez y sentimientos que lograba transmitir en cada verso y acorde. Ahora, a 14 años de aquel “nuevo clásico” de la balada emo, el intérprete de “Commin’ Home” nos vuelve a transmitir aquella honestidad, sinceridad y emocional -con las que nos conquistó la primera vez-, por medio de su más reciente álbum; “A pill for loneliness”.

Si bien, hablar de cómo nuestras etapas adultas traicionaron los principios que nos forjamos en la juventud o de cómo un malestar emocional puede llevarnos hacia la depresión y la locura, o incluso seguir dándole vueltas a temas tan repetitivos como los fracasos amorosos cuando ya sobrepasas los 30 años, puede ser un riesgo a la hora de componer. Es una apuesta que puede terminar en fracaso o puede convertirse en un nuevo clásico dentro de tu discografía.
Por suerte, lo nuevo de City and Colour resultó ser lo segundo. El disco es un abrazo enorme a aquellos conceptos que cada uno conoce, ha experimentado y que a escuchado más de una vez en discos anteriores del músico. Pero ¿Cómo puede funcionar algo que ya hemos escuchado en más de una ocasión? ¿Será el sonido de su música? ¿Será el carisma que él expresa como artista? ¿O seremos nosotros -los oyentes- que ya nos quedamos pegado en los mismos conceptos emocionales?
Para el caso de este nuevo trabajo de Dallas Green y compañía, sucede que él logra componer de temas que ya todos conocemos, que hemos experimentado en nuestra vida y que en más de una ocasión hemos tenido que superar para seguir avanzando, por lo mismo, él escribe y compone desde aquel punto de superación y conocimiento, cantándole a un público el cual sabe que también ha pasado por lo mismo que él o ha vivido experiencias tan dolorosas o maravillosas como las que él ha vivido. Es entonces cuando escuchamos, que le pide disculpas a su -yo- más joven por no haber sido mejor en “Living in Lightning” o cuando se lamenta por lo que hizo, sabiendo que aquello ya está hecho, pero que sin duda, se puede superar. En “Difficult Love”, estas ideas se vuelven cercanas hacia nosotros, dado que la madurez emocional que Green logra transmitirnos es nuestra propia madurez emocional, pintando así un retrato aterrizado y honesto de lo que es y en cómo muta la vida al momento de crecer.
En relación a lo musical, pese a que el disco es un retroceso en cuanto a lo establecido en If I Should Go Before You (2015) o The Hurry and the harm (2013), aquello no lo convierte en un mal disco ni nada por el estilo, sino que aquella calidez y simplicidad que se siente en cada uno de los temas que lo componen logran transmitir mejor el mensaje y el sentido de las letras y la música que Green plasma en ellos, a diferencia de lo que habría sido con un sonido más de banda y electrónico como lo establecido en los trabajos anteriores. En este en cambio, pese a también experimentar con la electrónica o sonidos más oscuros, estos eran un complemento para cada tema, otorgándonos así, 11 temas totalmente diferentes entre sí, en donde aquellos sonidos, si bien, rompen la estructura calmada y emocional de sus canciones, estos se vuelven un gran refuerzo para la idea que se busca transmitir. Como en el caso de “Astronaut” o “Imagination” donde el uso de sintetizadores nos transmite la atmósfera soñadora e imaginativa de dichos temas o el sonido barroco y oscuro que nos inunda de melancolía y reflexión acerca de la inestabilidad emocional en “Mountain of Madness”.
Ya sea en 2019 o 2005 Dallas Green y City and Colour vuelve a marcar un punto de inflexión dentro de la música y la balada más ligada al emo y lo acústico, dándonos hoy por hoy un trabajo lleno de aquella calidez y sinceridad con la que nos llenó en sus primeros trabajos, pero ahora cargado con una madurez emocional y lírica que se agradece en estos días donde la reinvención de la balada emo sigue estando en deuda.