Chile fue el destino escogido por la diva moderna para hacer el penúltimo show de su gira mundial “Calambre”. Recordemos que ya había visitado nuestro país en abril, para hacer delirar a uno de sus públicos más devotos, en ese momento, el Estadio Caupolicán se agotó en instantes y dejó fuera de su espectáculos a varios de sus fanáticos. ¿Quién puede llenar un recinto así, para volver el mismo año a realizar el mismo show en un lugar como el Movistar? Solo Peluso, y anoche descubrí por qué.
Por Laura Gatica
Vamos desde el inicio, a eso de las 19:15 ya iba embarcada en el metro destino al Movistar Arena, por supuesto, el tren iba repleto de otros fans con la misma misión: Llegar a tiempo a ver a Nathy Peluso. El problema, porque siempre hay contratiempos cuando uno tiene un cometido, es que unas estaciones más allá un camión dio vuelta los escombros que transportaba sobre las vías, impidiendo que sus fanáticos llegaran directo.
Corriendo por los pasillos de la estación Los Héroes, comencé a seguir a grupos que, me tincaba iban al mismo destino. No me equivoqué. A la espera de que llegara uno de los buses de acercamiento, nos subimos apretujados decenas de personas. Al lado mío conversan unos fans que se acaban de conocer y relatan qué los motivó a ser parte de esa fiesta. Al otro lado de la micro, unas chicas corean sus canciones favoritas. El ambiente está.
Como ya les contaba, sus seguidores y yo íbamos en una misión. Por supuesto, un solo camión no es nada, cuando vas preparado a enfrentar la energía e intensidad de 80 camiones que es Nathy Peluso y su show desbordante.
Teloneada por una impecable y vibrante Mariel Mariel, quién cumplió el rol de maestra de ceremonias, para preparar y bajar la ansiedad de los asistentes que se iban apelotonando en el Movistar Arena. Finalmente, entre gritos y linternas de celular, aparece Peluso, derrochando actitud de femme fatale y aires cyber punk. Enfundada en mallas negras y un body plateado; con el cabello perfectamente peinado hacia atrás y sus clásicos ojos de distintos colores enmarcados en un delineado gatuno, la cantante desata la histeria con “Celebré”, canción que anticipará lo que será el concierto: una celebración.
La artista se para con fuerza sobre el escenario, que contempla una tarima con escaleras laterales e incluye una larga pasarela donde va a desatar toda su sensualidad, ritmo y cercanía; sobre esa superficie también se ubica su tremenda banda, que la acompañara a lo largo de todo su repertorio de géneros que van desde la salsa hasta el hip hop.
El show continúa con “Sana Sana”, el público enardecido corea cada estrofa de la canción, mientras Peluso despliega la fuerza que la caracteriza. El show, ya lo anticipamos, es una mezcla de géneros, pero también de personajes. Llega el momento de la salsa y los sonidos más suaves con “Buenos Aires” y “Puro veneno”, el ambiente, el público y la artista cambian, todos se rige bajo el ritmo de los compases latinos, y la neo diva se pavonea por el escenario, para relucir una de las cualidades que más la caracterizan: su expresión corporal. Coqueteando con rosas rojas que luego arroja al público, el espectáculo avanza con “Sugga” y “Llámame”.
A estas alturas, los comentarios que más se repiten en el público es su habilidad de show woman, Peluso, quien expele energía y talento. Sus movimientos son tan hipnotizantes, que no necesita de mayores recursos, y cuando los utiliza, se desata la locura, como ocurrió con “Estás buenísimo”, su último single, que interpretó sobre una pasarela en llamas.
Posicionada nuevamente en la tarima, la artista argentina interpreta “Ateo”, canción que tiene junto a C. Tangana, mientras un Movistar Arena corea al unísono tan fuerte, que a ratos la voz de la intérprete se pierde. ¿Cómo me llaman?, grita enérgica la artista, a lo que todos responden “la mafiosa”, concluyendo así parte del show.
Nathy regresa al escenario enfundada en una chaqueta de cuero negra y las luces se tornan verdes, es la hora de interpretar “BZRP Music Sessions #36” (Nasty Girl); acompañada de una cámara en su micrófono, podemos ver cada gesto de su rostro. Le siguen éxitos como “Delito”, donde el recinto se convierte en una fiesta donde todos bailan y cantan. Luego, la cantante sigue con “Business Woman”, donde el público, en su mayoría mujeres, corean cada frase, sin dejar de saltar.
Nos acercamos al cierre del show, a estas alturas la neo diva está iluminada, por supuesto, los efectos ayudan, pero hay algo en ella que eriza a todos quienes somos testigos de su performance. Suena “Corashe”, el público grita, y sin momentos para pausas, Peluso, que a ratos canta tirada en el suelo, sigue liberando energía.
La canción escogida para cerrar es el cover “Vivir así es morir de amor” de Camilo Sesto. Sobre la tarima, la artista vuelve a iluminarse, ahora con las linternas de los celulares del público. Parecido a lo que sucede después de una intensa jornada de ejercicios, cuando llega la parte de la elongación, este último tema es un llamado a la calma. Evidentemente emocionada y tras agradecer por el apoyo, lanza un: “Mueran de Amor, Chile”. Lo que ella no sabe, o probablemente sí, es que ese público ya moría por ella desde la primera vez que pisó este territorio.
Las luces se prenden, la gente sudada y feliz no para de sonreír, aún incrédulos de lo que acaban de ver. Se logró la misión, fuimos parte de la fiesta de Nathy Peluso; nada, ni siquiera un camión en la vía se interpuso con ese propósito. Después de todo, ¿no era esa nuestra intención? Ser arrollados por los 80 camiones de energía que es ella.
