En un año marcado por grandes regresos musicales, Los Bunkers nos recuerdan por qué han sido nombrados como la última gran banda del rock chileno en una jornada histórica frente a 35.000 fanáticos en el Santa Laura.
11 de marzo del 2023. Voy camino al tan esperado regreso de Los Bunkers en el Estadio Santa Laura. Tan esperado no sólo porque la banda lleva un receso de 9 años desde su separación en el 2014, sino que porque el anuncio de su regreso a los escenarios y la venta de entradas para este primer concierto se hizo ya hace casi un año. Mauricio Basualto, el baterista del conjunto se sincera en una entrevista y entre risas comenta “¿quién compra una entrada con tanta anticipación?”. Tal vez ni ellos mismos se esperaron que las entradas se agotaran en sólo unas horas y tuvieran que agendar otras fechas, y es que al parecer la ausencia nunca significó olvido.
Hace un par de semanas y, muy al estilo Bunkers, anunciaron un show privado en la Blondie la misma mañana de la presentación en donde se pedía que los asistentes no tomaran ningún registro del evento. Los tickets gratuitos se agotaron en tan sólo 4 minutos. No tocaban juntos frente al público desde diciembre del 2019, donde también con un anuncio sorpresa – pero que se rumoreaba con mucha ilusión hace días – se presentaron en Plaza Dignidad en el marco del estallido social y luego en su natal Concepción con un setlist acotado. No alcancé a verlos en ninguna de aquellas presentaciones, pero los comentarios de conocidos que sí los han visto me dicen que hay una reputación de entregar excelentes shows en vivo.
Ya llegando al Santa Laura se empieza a hacer cada vez más claro el mar de gente. Adentro, se nota la expectación. El estadio está casi lleno y todavía faltan dos horas para que empiecen Los Bunkers. El conjunto eligió a dos proyectos chilenos para abrir el día, el pop cinemático de Cancamusa y el DJ Set de Marcelo Aldunate. Perfectas elecciones para calentar motores. Hay algo realmente fascinante en el ambiente de la previa, ese aire de emoción por algo que todos compartimos: realmente esperamos mucho para esto.
Son las 9 en punto y se apagan las luces. Arriba en lo alto del escenario la clásica bola de disco. Ellos mismos lo han anticipado por meses, lo que se viene es una fiesta. En la oscuridad, suena “Solsburi Hill” de Peter Gabriel y en las pantallas se lee la letra en español: “ah, de vuelta a casa”. Álvaro, Mauri, Francis, Mauro y Gonzalo aparecen en el escenario entre gritos eufóricos y los primeros acordes de “Miéntele” bastan para dejar la escoba en el corazón de Independencia. Lo que seguiría por casi tres horas, me atrevo a decir, excedería todas las expectativas de los que tuvimos la suerte de vivir este histórico momento. No debe ser fácil tomarse un break de casi nueve años y volver a presentar un setlist de 32 canciones, pero Los Bunkers no son una banda cualquiera, se han ganado con total merecimiento el título de la última gran banda del rock chileno.
Como volver a andar en bicicleta
Así describe Álvaro López lo que fue volver a tocar con sus queridos amigos. Los ensayos partieron hace ya un rato y en entrevistas todos comentan lo natural que ha resultado tocar un repertorio que no repasaban hace bastante. Se buscaron una casa de ensayo en Santiago y diariamente han ido preparando y perfeccionando lo que sería este espectáculo. En un año marcado por no sólo grandes reuniones musicales, sino que por el retorno de los shows en vivo y que ha sido notorio por la tremenda calidad musical y audiovisual que han demostrado en su gran mayoría. La vara está cada vez más alta y el conjunto penquista lo sabe y toma con gusto la tremenda responsabilidad. Con un gran equipo detrás y volviendo a los orígenes, contando con la ayuda de “Chalo” González, el conocido productor y sonidista nacional que ya sabe de grandes regresos, ya que fue el encargado de aquellos legendarios conciertos de Los Prisioneros en el Estadio Nacional el 2001 y que ya ha trabajado en innumerables ocasiones con Los Bunkers.
Frente a nosotros, y con un robusto setlist, montan un espectáculo realmente colosal. Los acompaña una pantalla de fondo que en cada canción muestra una propuesta audiovisual única y asociada a cada canción. Entre algunas y mientras tomamos un respiro, se toman el momento de saludar y agradecer a los presentes. Es notorio no sólo en sus palabras el hambre de volver a tocar y bastan sólo las primeras canciones para evidenciar que lo que siempre hubo nunca se perdió.
“Le queremos dedicar esta canción a todos los adolescentes, niños y niñas presentes que vinieron a su primer concierto”, dice Francis antes de que comience a sonar “Una nube cuelga sobre mí”. En algunas entrevistas han demostrado lo emocionados que están por recibir a una nueva generación de fanáticos que, gracias a sus padres tal vez, han continuado con el legado de Los Bunkers y que hoy pueden verlos por primera vez. Me resulta notorio al analizar al público que hay gente de todas las edades. Y es que lo que marcó la adolescencia de muchos de nosotros seguirá marcando esta etapa de los que vienen y vendrán.
Volvamos, pero en serio
Pasadas las primeras ocho canciones, clásico tras clásico, Mauricio Durán se da el tiempo de conversar con el público e introducir el próximo tema en el setlist. “Este tema es para las nuevas generaciones, es una invitación a que definan una identidad que se acomode a ellos sin pensar nunca en lo que el resto les dice”. Para sorpresa de todos y como un regalo para los fieles presentes, anuncian el lanzamiento de su nueva canción “Rey” y que tocan por primera vez frente a nosotros. “En 10 minutos más sale en Spotify” dice Álvaro entre risas.
La canción es presentada junto al video musical que saldrá hoy mismo en plataformas digitales.
Hace un tiempo y, muy tímidamente, admitieron en una entrevista que el regreso era en serio y que sería extraño volver sin hacer música nueva. Sin más, en el 2014 cuando se separaron fue por un descanso que consideraban necesario y para trabajar en otros proyectos solistas, pero no porque el trabajar juntos no funcionara. Era de esperar que en estos días de tanto ensayo y preparación salieran ideas nuevas y, aunque aún no se anuncia un disco, esta canción resultó un regalo para toda la gente que con tanta paciencia los esperó.
De vuelta en casa
Avanzado el show y con un repertorio que va pasando por los clásicos y algunas sorpresas, como lo son la elección de “Vida de Perros” y “La Velocidad de la Luz”, los cinco miembros de la banda toman un instrumento acústico y caminan en fila hacia el final de la gran pasarela al medio del escenario. El ambiente del estadio se torna más íntimo y el conjunto, con notoria emoción, interpreta algunos temas en su versión acústica. “Pequeña Serenata Diurna”, “La exiliada del Sur” y dos sorpresivas versiones de “El Detenido” y “Si estás pensando mal de mí”, son coreadas de inicio a fin mientras la banda toca en un momento que se siente tremendamente emotivo. A medida que pasa el concierto y en especial en este momento acústico, no paro de pensar en lo increíblemente bien que suenan (otro shoutout a Chalo González) y en cuán a gusto se ven. He sido testigo de ya muchas presentaciones en vivo de muchas bandas, pero hay algo en Los Bunkers que emana un compañerismo y una química realmente única y que se evidencia aún más en este momento íntimo.
Ya pasada la hora y media de concierto, vuelve la fiesta y con “Fantasías animadas de ayer y hoy”, todo el ambiente se prende otra vez. Eligieron dejar aquellos clásicos más conocidos para la última patita del show y pudimos disfrutar entre saltos y gritos temas como “Pobre corazón”, “No me hables de sufrir”, “Ven aquí” y “Bailando Solo”, el tema que fue elegido por Álvaro López como su preferido para tocar en vivo por la reacción que siempre genera en el público y el que a él, también, le permite mostrarse en su peak como frontman. Con algunos arreglos musicales electrónicos y novedosos juegos de luces, el Estadio Santa Laura se sentía en el tope de esta celebración.
Se acercaba el final del show y, después del encore la banda eligió cerrar con “Llueve sobre la ciudad” y, lejos, la más pedida por el público: “Miño”. Entre despedidas, se encendieron las luces y nuestra señal para empezar a salir del recinto. Íbamos todos a mitad de cancha cuando se apagan las luces y a sorpresa de todos, Gonzalo vuelve al escenario y dice “¿Ya se quieren ir a la casa?”. Un último regalito, como si las casi tres horas que acabamos de vivir no hayan sido regalo suficiente. “La era está pariendo un corazón” fue la elegida para finalmente cerrar la jornada. Entre abrazos, la banda se despide de un Santa Laura extasiado.
Hace muchos años mis papás me llevaron al concierto de regreso de Los Prisioneros en el Estadio Nacional. Me acuerdo perfecto de ciertas partes, pero estaba tan chica que nunca dimensioné lo histórico que era lo que estaba presenciando y lo que significó para toda la gente que estaba ahí. Ahora, con hartos años más, pude ser testigo del concierto de regreso de una banda que marcó mi adolescencia y la de muchos. No exagero cuando digo que había algo distinto en el ambiente. Puede que sea la nostalgia, puede que sean las ansias de todo el tiempo que esperamos. Puede que sea que hay pocas bandas nacionales que son capaces de generar el efecto que generan Los Bunkers. Puede que sea lo mucho que escuchamos que el rock chileno murió hace rato. A lo mejor son todas las anteriores. Lo que sí puedo decir después del 11 de marzo, es que ahora sí sé que viví un día histórico y lo sentí en esas casi tres horas con el gran regalo que Álvaro, Gonzalo, Mauri, Francis y Mauro nos entregaron. Creo que todos lo sentimos.
Revisa la galería de imágenes / Fotografías por Julio Bustos.