Seamos francos: este 2018 no fue lo suficientemente bueno en términos musicales como sí lo había sido el anterior, encabezado por Kendrick Lamar con “Damn” y Lorde con “Melodrama”, respectivamente. Sin embargo, y como es tradición por estas fechas, en Disonantes no quisimos quedarnos fuera del resumen musical del año y preparamos una lista con lo mejor (o lo menos malo) en discos internacionales. Algunos se ganaron nuestro corazón.
Por Camila G. Salgado
Chvrches – Love is Dead: La tercera es la vencida.
Sin lugar a dudas, y tras el ¿cuestionado? “Every Open Eye” (2016), el regreso musical de Chvrches era uno de los más esperados del año. En esta oportunidad, el trío escocés liderado por Lauren Mayberry reapareció con “Love is Dead”, un álbum que está muy lejos de terminar en el olvido si el synth pop o las letras con alto contenido político son lo tuyo.
Imperdibles: God,s Plan – Graves – Deliverance.
Mac Miller – Swimming: Te extrañamos, Malcolm.
Regreso y despedida. Dos años fueron suficientes para que Mac Miller lanzara “Swimming”, un sobresaliente disco de trece canciones, aclamado por la crítica y que dejó en evidencia el crecimiento musical y personal del rapero. Porque sí, los chicos malos también hacen cosas brillantes cuando sufren por amor. El resto de la historia, ya la conocemos.
Imperdibles: Selft Care – Laders – Small worlds
Florence & The Machine – High as Hope: Una fórmula incansable
Si bien la cuarta entrega de la banda británica es años-de-lo-mismo, esta vez “High as Hope” corre con ventaja. La siempre inmejorable voz de Florence Welch y el empoderamiento femenino que se preocupa de ensalzar en cada una de sus letras nos invita sutilmente a tomar esta obra como una valiente pero desgarradora bandera de lucha.
Imperdibles: Hunger – Big God – The end of love
Jorja Smith – Lost & Found: El comienzo de algo bueno
Probablemente muchos no conozcan la trayectoria de Jorja Smith, quien por estos días se ha transformado en una de las artistas R&B más destacadas del último tiempo. Sin embargo, la cantante británica viene pavimentando su camino desde hacía dos años atrás, con Proyect 11, su primer EP. En “Lost & Found”, Smith sienta las bases de su estilo, con claras influencias de Amy Winehouse y Lauryn Hill. En definitiva, un disco donde no se necesita más que los oídos para escuchar una de las voces más prodigiosas de la década.
Imperdibles: Teenage fantasy – Blue Light – Tomorrow
Tash Sultana – Flow State: un exceso de virtuosidad
Desde la aparición de Tash Sultana, una australiana de 22 años que lo hace absolutamente todo sobre el escenario, los amantes de la música estuvieron atentos a su esperado debut discográfico. Y como era de esperarse, la majestuosidad de su talento quedó grabado en cada segundo de “Flow State”, donde toca más de quince instrumentos. Una genia en su máxima expresión
Imperdibles: Harvest Love – Pink Moon – Blackbird
Thom Yorke – Suspiria- Un abismo necesario
Cuando pensábamos que Thom Yorke lo había hecho todo, aparece con esto: su primera aventura en el cine, y en el remake de nada más ni nada menos que Suspiria, una imprescencible en las listas de mejores películas de todos los tiempos. Las 25 canciones repartidas inteligentemente por Yorke, son un cúmulo de neo psicodelia, un estilo que ha experimentado en sus discos solistas y que nos deja con un sentimiento de intriga y magia, ante un músico completamente alejado de lo convencional.
Janelle Monae – Dirty Computer: El discurso ante todo
Janelle Monae es una artista que lo hace todo, y en esta ocasión “Dirty Computer”, su tercer disco de estudio, responde a ello en forma de reivindicación ante sus placas antecesoras. La abanderada de “Prince” nos enseña que podemos ser críticos y bailarines a la vez, en un mundo donde la escena musical parece no hacerle justicia a tanta genialidad.
Imperdibles: Take a Byte – Make me Feel – So Afraid
Rosalía – Malamente: Más que un fenómeno global
“Malamente” es la segunda placa de Rosalía, un disco que responde a un estilo creado por su autora: un constante vaivén entre el flamenco y el pop comercial. Si bien no ha estado exento de críticas, acusándole incluso de apropiación cultural, el viaje emocional que propone Malamente, el amor en todas y cada una de sus fases, es una auténtica obra de arte si lo que necesitamos con urgencia en la industria son artistas capaces de crear un lenguaje propio y por sobre todo, brutalidad.
Imperdibles: Malamente – Bagdad – A ningún hombre