Andy Samberg –conocido por su papel del detective Jake Peralta en Brooklyn Nine-Nine- junto a Cristin Milioti –más conocida como La Madre de How i met your mother-, nos traen a nosotros Palm Springs (Max Barbakow), una comedia que se la juega para hablarnos de amor, encierro, resignación y el avanzar, por medio de algo tan clásico como lo puede ser una trama de estar atrapados en un bucle temporal que los lleva a repetir de manera incesante el mismo día una y otra vez.
Este tipo de trama no es algo nuevo, ya lo habíamos visto en otras historias de amor y comedia como; El día de la marmota (1993), Como si fuera la primera vez (2004) o incluso en el horror-comedy de Feliz día de tu muerte (2017), pero entonces ¿qué hace tan especial a la opera prima del director Max Barbakow?
Uno de los factores a simple vista que hace que Palm Springs se desligue un poco de cintas similares, es principalmente por el humor. La carga de comedia negra burlándose de su situación y la propia resignación del personaje Nyles (Samberg) logran hacernos enganchar -a nosotros como espectadores- de manera inmediata. Por medio de aquello, el propio Samberg –y también el director- se burlan de ese tipo de películas, en las cuales el protagonista busca escapar de manera incesante del bucle en el que están, Nuestro protagonista en la cinta ya es un completo resignado y no le importa nada su situación, ya que sabe que sin importar lo que el haga, al momento de dormir sabe que despertará nuevamente en el mismo día, otorgándole de esta forma una zona de confort ideal.
En tanto, Sarah (Milioti), primeriza en la situación, no busca ser una contraparte de Samberg, sino que se la juega por ser su compañera, pero por sobre todo su partner in crime dentro de todo este bucle infinito. Con ella en la ecuación la cinta toma vuelo y rapidez, y aquel humor absurdo de Samberg encuentra a alguien quien es capaz de seguirle el juego o incluso superarlo. De esta forma Palm Springs termina entregándonos no sólo diálogos que fluyen de manera perfecta debido al ritmo del guión y el talento de ambos actores, también se la juega por la comedia clásica, aquella física o de situaciones, las cuales no sólo se acoplan a la personalidad de Samberg y Milioni, sino que también encajan de manera precisa dentro del guión del debutante Andy Siara.

Pero si vamos más allá de la comedia física y el humor negro ¿Qué más podemos encontrar?
Palm Springs también pasa a ser una cinta que nos habla de cuestionarnos nuestras zonas de confort, del miedo a enfrentar la realidad –salir del bucle, olvidarnos del pasado y los propios errores, de esta forma vivir en un carpe diem eterno, pero ¿vale la pena vivir sin un futuro al cual llegar? Es así como la cinta nos invita a cuestionar y también que tan cómodos somos, tanto con nosotros mismos o dentro de una relación de pareja, lo cual termina siendo el punto clave de la cinta, en donde Sarah logra encontrar una salida de aquel día eterno e infinito, pero Nyles siente que aquella salida es enfrentar no sólo los errores de su pasado y su presente, sino que también como aquellos afectará su futuro, un futuro donde despiertes y el día en el calendario sea otro, en vez de despertar y ver que el número en el calendario sigue estancado en el mismo día.
La obra llega justo en un momento en donde todos los días se sienten iguales, donde las relaciones quizás son más frágiles o se sienten como estancadas dentro de un punto en específico y quizás muchos se cuestionan los afectos y sentimientos. Pero, a su vez la película toca mucho el hecho de formar lazos afectivos dentro del encierro, no sabemos la durabilidad de dichos lazos, y si sólo son por el tema específico de estar encerrados con nosotros mismos y así buscar un escape de aquello, o si de verdad es algo honesto y real, y por lo mismo ¿Qué pasará cuando todo acabe? Es ahí en donde nos preguntamos, cuestionamos y reflexionamos acerca de la intangibilidad, pero la comodidad afectiva que es el chat, el audio y la videollamada, pero a la vez de la necesidad de transformar todo aquello en algo físico, palpable y tangible y así enfrentar lo real que se pueden transformar dichos lazos y conexiones afectivas en tiempos de cuarentena.

Palm Springs no sólo es la comedia que necesitábamos para los tiempos de encierro y confinamiento, sino que quizás también es la obra que nos hace cuestionarnos muchos aspectos de nuestra propia vida, en relación a que tan cómodos estamos viviendo sin jugársela por algo que valga la pena. Esta es la misma comodidad que nos entrega el estancamiento personal, emocional y afectivo, y como por miedo a perder el control de todo ello, no nos atrevernos a cruzar la línea que nos haga revertir aquello y así dejar de vivir en un bucle infinito, arriesgarnos a dar vuelta a la página del calendario, y por primera vez comenzar a tener un futuro, quizás no mejor o peor que el propio presente, pero sí un futuro donde los días ya no serán los mismos, sino que cada día puede ser distinto al anterior.