Taller Dejao fue el proyecto de Daniel Riveros (Gepe) y Javier Cruz que vio la luz en los circuitos independientes por el 2004. La banda mezclaba el rock con distintos estilos, a pesar de una breve carrera dejaron una huella en la escena musical .
Por Camila Sierra
Luego de tomar rumbos distintos, Daniel Riveros impulso su carrera solista bajo el nombre de Gepe y Javier Cruz emprendió un nuevo rumbo en Sao Paulo, el bajista de Taller Dejao nos habla de la influencia del dúo en la escena actual y apuesta sus cartas a la autogestión de las creaciones.
Fue en las instalaciones de Radio Zero en que se dio lugar a la cita. Javier llegaba a eso de las 18:30 hrs a reunirse con nosotras. Un saludo fraterno, luego del cual ambos nos sentimos muy cómodos. Honestidad y sentirse gratos era la premisa, así que comenzamos, sentados en torno a una mesa y un par de vasos de agua, mientras habían algunos preparándose para el programa Súper 45.
El camino del bajista de Taller Dejao fue alejado de la música, al menos de los grandes escenarios, nos comentó:
«No seguí haciendo música, al menos no comercialmente. Fui a España, volví, me fui a Brasil a aprender programación. Quería trabajar con arte y tecnología, así que llevo cuatro años en eso, pero súper experimental, haciendo instalaciones interactivas, como de ese tipo, experimental o performance menciona. Pasó del diseño industrial a desempeñarse hoy como Director Creativo de una empresa de tecnología y de ciencia de datos en Sao Paulo, ciudad en la que reside actualmente. Sin embargo, “nunca dejé de hacer música pero en la casa cachai? Agarrar la guitarra e ir componiendo”, dice.
«Ensayamos en diciembre del año pasado una vez y funcionó igual, así como que hubiésemos parado ayer. Ajustes y weas que esta semana terminamos de ajustar, arreglos que hicimos, invitar a un loco así como para hacerlo entretenido, pero hemos funcionado súper bien. Y el disco que curiosamente era una parte de Taller Dejao que veníamos haciendo entre el 2000 y el 2002, entre el 2003 y el 2005 hay toda una parte de Taller Dejao que no alcanzamos a grabar y que es lo que se hacía en las tocatas y algún demo que hay por ahí de canciones en vivo, pero nada mas. Entonces es interesante volver con esa primera parte de la banda, hay una segunda que quizás en algún momento podamos rescatar, pero está bacán, está entretenido».
A comienzos del 2000, nadie en la incipiente escena musical santiaguina de ese entonces sabía muy bien lo que estaba pasando. Ante la inminente muerte de la industria disquera chilena, un montón de bandas experimentales afloraban como maleza y tocaban en bares, centros culturales y casas de amigos, bajo el manto del underground y por toda la ciudad. Hoy, casi quince años después de ese fenómeno. Sobre el camino que tomaron esas bandas, Cruz comenta:

«En estos días que hemos conversado harto al respecto, uno en retrospectiva puede sacar conclusiones y uno comienza un poco a contar historias de eso. Sin embargo en esos momentos era una cuestión súper orgánica yo creo, que se daba por el interés de las personas de hacer música y hacerlo a su manera. Tengo esta idea y compartir la idea cachai, sin miedo, ni a la crítica o ni nada. Tampoco con la idea de parecerse a nada. Yo creo que esas son cosas súper marcadas en estas bandas, así como de atreverse a hacer lo que cada uno quiere hacer, y en ese sentido, en nuestro caso con Taller Dejao era bien orgánico. Nosotros siempre tuvimos la misma dinámica, nos juntábamos, improvisar y ensayar. A veces en cinco minutos hacíamos una canción o en dos o tres días. Nunca nos demoramos más tiempo en hacer un tema. El formato ayudaba a eso, pero también el hecho de ir súper libres a hacer lo que quisiéramos hacer. Yo creo que eso se ha dado en general con todas esas bandas».
Respecto de la escena, Cruz declara que no sintió nunca alguna pretensión en ellos, ni la intensión de dirigir el asunto hacia algún lado:
«El hecho de juntarnos, de hacer tocatas y coincidir con unas bandas y con otras, daba la sensación de que estábamos todos en la misma línea, nunca hasta donde yo se, hubo una pretensión de hacer algo que tenga alguna importancia o mucho menos, entonces como que la historia se va construyendo en la medida que uno va haciendo lo que le gusta y después eso cobra sentido. Uno no hace algo pensando en lo que va a significar después y es bacán que sea así, es bonito, como redescubrirlo también de esa forma».

Aun así, en indiscutible que el dúo san miguelino compuesto por Cruz y Riveros, marcó una etapa de la música indie/experimental santiaguina, atribución que sólo puede hacérseles una década después:
Cuando llego acá y pienso hacia atrás, o cuando hablo con gente y me comentan lo que significa Taller Dejao o la influencia en otras bandas, es re bonito que así sea, porque es súper genuino, tanto lo que hicimos nosotros como lo que la gente rescata de la banda. En ese tiempo estaban naciendo estos gérmenes de música independiente que de una u otra manera brota, es como la vida misma, tú no la puedes detener, va a brotar de una u otra forma, afirma de manera muy certera.
Corría el año 2004 y el primer sello que se interesó en grabarlos, fue Miranada Discos, de la banda Familia Miranda. Fue Rodrigo Katafú quien insistió en que quedara registro de ello, así que se juntaron y en prácticamente una tarde grabaron todo el disco. Esa edición física, que tuvo una versión amarilla y luego una blanca, no alcanzó a tener más de 500 copias, discos que hoy podrían ser de culto. Después de eso, cada cierto tiempo había gente que me preguntaba dónde podía conseguir el disco y en realidad no sabía, luego comenzaron a haber links de descarga, luego apareció en YouTube, menciona. Así, pasados todos estos años, el sello Quemasucabeza se interesa en tener el disco en su catálogo, remasterizándolo y subiéndolo a Spotify.
La sorpresa fue mayúscula cuando habiendo ocurrido todo eso, decidieran separarse, haciendo de la mítica tocata en el living de Cine Arte Alameda la última presentación del dúo.
«Nosotros ya decidimos que parábamos antes de hacer esa tocata y fue súper buena. Generalmente las tocatas que nosotros hacíamos comenzaban con una energía súper jevi, como que todo se estaba destruyendo así como la música súper intensa, y no sé, en esa tocata yo terminé arriba de la gente, el Dani pegándole a los tambores, pegándole a la wea. Fue súper lindo, energía total, desenfreno, y ese escenario que se mezclaba con el público se comenzaba a entrelazar, los cabros subían, uno de nosotros terminaba en el público. Esos recuerdos son súper bonitos. Y cuando tocamos ahora, esa energía, al menos en la música, sigue estando presente» confiesa.

De su experiencia con el arte y la tecnología, Javier Cruz reflexiona y apuesta todas sus cartas a la autogestión y a la autoproducción. No tiene reparos con aquellos que hacen de sus creaciones algo comercial, aludiendo a que cada quien puede optar por lo que quiera, que lo comercial se asocia a un producto y que para eso la receta es sabida. Son los proyectos independientes los que le parecen interesantes:
«Yo por lo menos hablo de música comercial cuando la música se transforma en un producto que tu vendes y que de algún modo tienes que aplicarle conceptos de productos que se venden, versus alguien que pueda tener el interés de no transformarlo en un producto y eso no significa necesariamente que tu no quieras vivir o vender eso cachai? Pero tu si no quieres aplicarles ciertos contextos o ciertas reglas de lo que un producto debe ser, entonces creo que ahí es el primer conflicto que me imagino las personas tienen que sobrellevar, dice. Si quieres mantener cierta independencia creativa, eso significa, básicamente, que tienes que aprender a auto gestionarte, auto producirte, tienes que conocer el mercado, tienes que conocer la industria, es necesario».
«En ese aspecto, es que la tecnología juega un papel fundamental en que esto ocurra. Hoy en día yo creo que internet ayuda un montón en eso, se genera un contexto que facilita un poco esa dinámica, que hace 15 años era más difícil: entrar en ese mercado, entrar en este sistema, desde tu propio nicho, desde tu propio lugar, desde tus estrategias pero ocupando el sistema del modo que existe. Hoy en día internet es el camino para hacerlo. El boca en boca siempre va a ser el fiato más rígido, alguien que conoce una banda le comenta a otro y esa otra persona le comenta a otra y van generando como una comunidad, y eso para mí hasta el día de hoy es de los lazos más fuertes que se puede generar entre un músico y una audiencia que le guste, sobre todo inicialmente».
Taller Dejao vuelve a los escenarios hoy en el marco del Festival Neutral que se llevará a cabo en los espacios del Matucana 100.
