La banda indie “El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco”, se presentó este sábado con aforo completo en el Centro Cultural Rojas Magallanes de La Florida, siendo así, una de las primeras bandas que vuelven a los escenarios con público presencial tras casi dos años de convivir con el Covid-19.
Por Laura Gatica
Voy a empezar por admitir dos cosas muy importantes, porque sinceridad ante todo chiques. La primera, es que había escuchado un par de canciones de “El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco”, pero esas más conocidas y la verdad ni siquiera distinguía que eran de ellos. La segunda, y la que más me duele, es que no recuerdo cuando fue la última vez que fui a una tocata, eso significa que fue mucho antes de la pandemia.
No importa, solo lo cuento a modo de contexto, porque quizás esos dos factores influyeron en que me sintiera nuevamente como una adolescente, porque cuando llegué al centro cultural y ya había una fila de personas esperando entrar, me puse muy ansiosa y quería que empezara luego.
Cuando entró la banda y empezaron los aplausos y silbidos, me pasó algo que creía olvidado, pero mi cerebro lo supo reconocer de inmediato, era la dopamina. Bastaron un par de segundos del “El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco” sobre el escenario, para que nos leyeran a la mente a todos los que estábamos sobre las gradas del Centro Cultural Magallanes y nos invitaran a ocupar el espacio bajo el escenario, para hacer eso que veníamos esperando desesperadamente hace casi dos años: bailar y cantar con desconocidos.
Los “ECSDLQHP” se pararon sobre un escenario abrazado por una escenografía tan dreamy como su música, solo necesité una canción para pararme curiosa en la tercera fila de la grada para verlos mejor. Ya en el segundo tema estaba bailando y compartiendo sonrisas escondidas debajo de mi mascarilla con la gente a mi alrededor; es loco, pero a pesar de tener la mitad de la cara cubierta y estar en un lugar oscuro, se notaban los intercambios de felicidad.
Fue bacán poder compartir con tantos desconocidos – un poco más de 100 para ser exactos, porque aforos, obvio – Me encantaría poder escribir una opinión más fundada sobre los temas nuevos que tocaron de forma inédita o hacer un mayor análisis de los “ECSDLQHP”, pero la verdad es que fui a ese lugar para dejarme llevar por toda la energía y para sorprenderme con una banda que no conocía y que ahora me encanta.
Hace muchos años dejé de ser adolescente, pero ayer me sentí como una; creo que fue por esa sensación de hacer algo que de alguna forma parecía prohibido o lejano, como cuando tus papás te dicen que a X edad vas a poder ir a ese lugar que tanto quieres. Tuve esa sensación insuperable de descubrir una banda que te gusta a la antigua usanza: en vivo, en una tocata, rodeada de personas que comparten y vibran en un mismo espacio. Y ahora, para sentirme más teen, voy escuchar sus dos discos mientras camino un domingo a pasos de incomprendida, para que en el caso de que vuelva a escribir de la banda, pueda contar algo más que mi experiencia.
Por favorcito Dr. Paris, si lee esto, no deje que la cultura cierre sus puertas antes que el mall. La tarde de ayer contó como un mes de sesión psicológica.
Fotografías por @verel_fin